miércoles, 17 de octubre de 2007

Un inicio a los tropezones

El recorrido del lejano sueño por clasificar al mundial de Sudáfrica 2010 que se hubiese planteado cualquier iluso aficionado peruano empieza a tener sus complicaciones. No solo por los puntos que se han dejado en las dos primeras jornadas de esta eliminatoria (empate a cero como local ante Paraguay y derrota a dos tantos contra Chile en Santiago) , sino además por la poca convincente labor colectiva demostrada. Por momentos da la impresión que los únicos argumentos ofensivo son las incursiones por las bandas de Solano y Vargas, omitiendo con ello el juego cohesionado de medio campo que, cancino y caduco, en otras ocasiones al menos nos caracterizaba.
A esto se suma que los referentes "europeos" del ataque, Pizarro y Farfán, no encuentran soporte en este equipo para responder de acuerdo a sus antecedentes. En todo caso habría que pensar que la responsabilidad les abruma, porque es poco lo que pueden aportar a pesar de estar cuajados para el rigor de este tipo de competencias.
Haciendo resúmen, de todo esto queda claro que los escasos partidos amistosos que disputó la"blanquirroja" no alcanzaron para amalgamar un equipo ordenado. Agreguemos que además en el camino se perdieron dos jugadores importantes como Guerrero e Hidalgo que no serán desequilibrantes, pero al menos permitían darle una identidad a la forma de encarar el juego nuestro.
Identidad que por cierto desapareció en esto dos topes oficiales, no eramos ni aquel equipo pensador de Uribe que trasladaba de sobremanera la pelota para asegurarla en su campo, ni tampoco aquella oncena con vértigo que mutó en los encuentros de preparación con el cambio de técnico.
Es por ello que se hace nesecario entrar en un profundo trance de reflexión, y quienes deben hacer el mayor esfuerzo son los jugadores y el técnico Del Solar. Hay que ser conscientes sobre la base de que no estuvimos en estado de gracia cuando en el inicio de las eliminatorias del 2002 sumamos cuatro de seis puntos, ni tampoco ahora estamos en el pico más bajo de nuestra historia con esta unidad, gracias a la compasión que nos tuvieron los paraguayos. No obstante el discurso de los protagonistas principales debería cambiar y deberían evitar referirse a la situación como si acá no hubiese pasado nada.
Es cierto, la fase de clasificación no ha hecho más que comenzar, pero hay que despertarse cuanto antes puesto que en este tipo de torneos no clasifica quien juega mejor sino quien más convicción tiene para lograr el objetivo. El próximo rival será Brasil el 17 de noviembre en Lima, entonces habrá que renovar la ilusión, aunque cueste hacerlo. Porque de algo los seguidores peruanos estamos seguros: de desilución por nuestra selección aún no hemos muerto.

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